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sábado, 25 de junio de 2011

Volver

Os voy a contar una historia, la historia de la tercera sonata para violín y piano de Brahms. Si la escucháis detenidamente y pensando en lo que os voy a contar podréis apreciar esos detalles, los detalles que sólo os proporcionan el paso del tiempo, la experiencia y los recuerdos.

La sonata narra algo así: un momento en la vida de una persona que un buen día decide partir de casa con ilusión hacia lo que la vida quiera depararle. Todo le va cambiando, de manera paulatina se va convirtiendo en alguien que se parece a quien él era, pero esa persona nunca volverá... Va creciendo y madurando, conociendo a gente nueva, aprendiendo a sobrevivir y a ser un pájaro orgulloso de desplegar las alas fuera del nido.
Pero siempre llega ese momento, el momento de volver a casa. Se le hace duro pensar que todo lo que le ha hecho tan feliz y por lo que tanto ha sufrido cabe en algunas cajas... y cree que todo lo que tenía que soportar era eso, pero se equivocó. 
Llegó el momento de volver al nido. Su casa sigue en el mismo sitio, decorada de la misma manera, sus vecinos no han cambiado e incluso el olor sigue siendo el mismo desde el día en que se marchó.
Todo parece igual, pero no lo es. En el fondo es como si todo hubiese cambiado, pero en realidad quien ha cambiado es él.

Pensad por un momento que volvéis atrás en el tiempo unos años, puede que con cuatro o cinco sea suficiente. Volved a aquel punto de vuestras vidas. Pensad qué hacíais, cómo vivíais, cuáles eran vuestras inquietudes y vuestros sueños, en definitiva: pensad quiénes erais entonces.
Reflexionad un poco, escuchad a Brahms y sacad vuestras propias conclusiones de quiénes sois ahora.

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