Una tarde que se presentaba tranquila. Dulce, salado, bebidas y amigos.
De repente alguien pide una cerveza con el té sobre la mesa y... la revolución fue llegando poco a poco: cada vez más gente probó los pistachos.
Es difícil de explicar, pero creo que muy lentamente algo fue despertando en cada uno de los presentes. No podría decir con exactitud si fue algún ingrediente secreto de la cocinera en los dulces, si fue el contraste del té con los pistachos... Nunca lo sabremos, pero eso es lo de menos.
La tarde perfecta, en la mejor compañía, risas y sobre todo muchísima música.
Qué gran tarde... :)
ResponderEliminarY quién fue el alcohólico que pidió una cerveza habiendo té? Hay que ver, algunos no tienen remedio...
ResponderEliminarNo sé qué estaba más rico, si los canapés, el bizcocho, la cerveza o la guitarra. Difícil decisión ;)